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Art. de opinión de Luis Soria Navarro, miembro de Ciudadanos

Mezquinos y ……..

Creo en la democracia. Por lo tanto considero que es el mejor de los sistemas de gobierno que las sociedades humanas hemos sabido desarrollar. Sin embargo, los problemas que plantea su funcionamiento del día a día son muchos. Dada mi opinión personal, creo que unos de los más difíciles de resolver es la necesidad de que exista un gran número de personas preparadas para ejercer las responsabilidades que nosotros los ciudadanos depositamos en ellas.

Preparadas, es decir, con conocimientos suficientes de los asuntos de los que van a tener que ocuparse. Demos ejemplos desde arriba hacia abajo: Estado, Comunidades, Diputaciones y Ayuntamientos. Vemos que cada día nos asombran con actuaciones lamentables en sus formas de gobernar a los ciudadanos. Formas que nos recuerdan a episodios pasados, donde se vulneraba nuestros derechos. Hoy la democracia necesita de personas honradas y honestas. Una democracia no se puede asentar en la corrupción, sea la clase que sea. Los ciudadanos necesitamos a estos y ellos a nosotros para fortalecer los cimientos de una verdadera democracia. Es cierto, que para conseguir la plena libertad del hombre, necesitamos buscar y apoyar a esas personas con capacidad de reflexión y criterio personal. Con humildad para saber escuchar las opiniones ajenas. Y con una firmeza ética que los aleje de las innumerables tentaciones que acompañan el ejercicio del poder: el abuso, la atracción por los oropeles y el dispendio y, sobre todo, la facilidad para dejarse corromper.

Supongo que los lectores dirán que no es fácil encontrar muchos individuos e individuas que gocen de todas estas cualidades y estén dispuestos/as a ponerlas al servicio de los asuntos públicos. Pero es mucho más difícil aún dentro del compelo marco de los partidos políticos, esos viejos armatostes decimonónicos que huelen a naftalina y arrastran oxidados-as engranajes de funcionamiento. Para moverse ahí dentro, imagino, hace falta ser muy ambicioso-a y muy astuto-a. Como mi padre decir, Saber arrobarse al sol que más calienta. Obedecer ciegamente a los de arriba. O sea de abajo hacia arriba. Y conseguir hacerse obedecer por los de abajo. Ganarse apoyos a base de todas las estrategias imaginables. Cerrar los ojos ante los comportamientos ajenos, cuando conviene. No sentir ninguna compasión ni permitirse unos momentos de debilidad. O sea, olvidarse de la propia moral. Etc, etc.

El resultado es, el que vemos: hombres y mujeres que, en buena medida, han llegado a las alturas de los partidos sin que nada les avale, sin profundidades intelectual, sin discurso, sin ideas, sin imaginación, sin generosidad. Políticos mezquinos y burdos que sólo parecen preocuparse por instalarse en una buena nomina y mucho poder, cuando más mejor, a costa de lo que sea, y no por mejorar nuestras condiciones de vida. Por no hablar de los que sólo piensan en su propio bolsillo. Cerremos los ojos unos segundos y pensemos en nuestros actuales políticos sin excepción. Luchas internas por encontrar ese lugar de poder, en que pueda manosear grandes proyectos. Insultos, calumnias, denuncias públicas, supuestas prevaricaciones, omisiones en denuncias supuestas… (Lo cierto es que estas denuncias públicas realizadas por nuestros políticos. nunca llegan a su lugar de destino, o sea a los Juzgados o al Fiscal correspondientes (y, no lo hacen por si acaso la tortilla se vuelve en contra). Personalmente no dudo de que los otros existan. Pero lo cierto es que cada vez se le ve menos.

Para finalizar este escrito de opinión, he de reafirmarme en la reflexión escrita que hace sobre el titular: “Una derecha nueva “el escritor Antonio Gala en el periódico el Mundo, donde dice que la derecha española debe plantearse su supervivencia. Lo cierto es que el señor Gala tiene mucha razón, visto y no visto el panorama que nos tienen cada día el Partido Popular, en todos los aspectos.. El PP. es un partido llamado a desaparecer: ha dado bastantes pruebas desde hace mucho tiempo. Es precisa aquí la existencia de una derecha clara, noble, directa y organizada… Desenganchada de una vez de antecedentes: franquismo, fraguismo, siglas desacreditadas, confusiones heredadas. Una derecha comprensiva, con sus ideales nítidos y nítidamente perseguidos. Con nombres –no muchos, uno sobre otro- que todos conocemos, respetamos y admiramos. Una verdadera democracia ha de ofrecer esas posibilidades a los ciudadanos/as Ellos no tienen por qué votar, a pesar de todo, a una gente desbravada y desgastada y que ha probado sus malos antecedentes y su inutilidad. Quizá resulte extraño que los ciudadanos empiecen a pensar en esta derecha: es una prueba más de su importancia y de su urgencia… En una verdadera democracia resulta imprescindible. Y es que da pena tiene mucha razón comprobar que esto ya no tiene remedio. Espero y deseo que podamos despegarnos de esta lacra y empezar una nueva etapa de progreso y bienestar para todos y los digo con mayúsculas “PARA TODOS” .Y sólo me queda decir: España, ¡que difícil eres de gobernar ¡

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