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Art. de opinión de Ricardo Moreno (UPyD Vinalopó)

El velódromo de Novelda

A veces, por azar, quedan entre nosotros restos del pasado; monumentos, templos y grandes obras de ingeniería y arquitectura (la piedra es un tipo de material que resiste bien los siglos) que a su vez se sedimentan juntos -revueltos y mezclados- a pequeños escombros, fragmentos microhistóricos, utensilios de cerámica y vasijas, herramientas retorcidas, alfileres, loza, etc. y todo esto no es sino un rastro, las huellas de aquellos que fueron antes que nosotros y dejan una memoria geológica (calcárea) de su paso. Despojos y residuos tras el tsunami imparable de la historia: restos en un naufragio.

Yo vivo en Novelda. Mi nombre es R. M. M. Tengo 34 años. Trabajo desde hace 15 en un negocio familiar. Estas cosas son irrelevantes; pura y simplemente anecdóticas. Probablemente nadie me recordará dentro de 100 o 150 años; pero, de vez en cuando, paseo por la avenida Pérez Galdós, cerca del antiguo ambulatorio, y veo entonces un colosal y ruinoso engendro de ladrillo y cemento que pretendía ser un Velódromo. El susodicho Velódromo empezó a construirse en el año 1989 bajo la alcaldía del socialista Salvador Sánchez Arnaldos. Las instalaciones aspiraban a ser las más modernas de la comunidad valenciana y convertirse así en un referente nacional para el ciclismo de élite. El proyecto costaría a día de hoy la friolera de mil millones de pesetas de entonces, lo que no deja de ser llamativo para un ayuntamiento con un presupuesto anual -¡actualmente!- de unos 25 millones de euros. A los pocos años fue abandonado a medio construir por falta de financiación. Posteriormente fue ignorado por sucesivos mandatos del partido popular en Novelda (según algunos para escenificar así el fracaso socialista)

Después de 20 años el grupo socialista parece ser que intentó retomar el proyecto (noticia aparecida en Novelda Digital, noticia del 11 de septiembre de 2009) y quiso inyectar más dinero de otra partida de fondos de 2.700.000 euros (recuérdese el presupuesto antes mencionado del citado ayuntamiento) para finalizar el Velódromo. Según las declaraciones del concejal de deportes, en septiembre del pasado año, la instalación contaría con gradas para un aforo de 2.000 personas, instalaciones eléctricas, un pabellón cubierto y podría compararse con el Velódromo de ultimísima generación Luis Puig de la mismísima capital valenciana. Se preveía entonces que las obras finalizarían para agosto de este año, 2010. A día de hoy -27 de abril- el Velódromo, sigue exactamente igual; sigue siendo un inmenso engendro gris, de cientos de metros, ruinoso y a medio construir, de ladrillo en carne viva y hormigón. Por otra parte, Novelda, hoy por hoy, sufre de manera más acuciante e intensivamente la crisis económica del país. Deslocalización de la industria, despidos, cierre de empresas, abandono efectivo de la agricultura local y tradicional (uva de mesa) caída en picado de ingresos y paro galopante (entorno al 25% y un 50% de paro juvenil)
Grandes y prometedoras industrias como Pompadur, Aceitunas Cazorla y otras del sector del mármol abandonaron el municipio hace tiempo, y marcharon a Alicante (la mayoría)

Pero ahí está el Velódromo, siempre nos quedará el Velódromo: enorme y faraónico, grotesco, a medio hacer; y este Velódromo- pienso- podría acabar siendo un verdadero monumento; algo que representará bien en el futuro (quizá con suerte dure aún cien años) las dos últimas décadas de la historia de Novelda, de sus habitantes, de sus políticos, de sus proyectos y su capacidad de planificación e intereses.

El Velódromo es un monumento al derroche, un monumento al buenísimo
(porque detrás de todas estas cosas siempre se esconden buenísimas y las mejores intenciones) a la escasa capacidad de planificación, a la falta de previsión, a la ingenuidad, el despilfarro y la política entendida como un asunto exclusivo y solo apta para políticos (profesionales). El Velódromo es un símbolo de Novelda. Es el símbolo de lo que fue y es (y probablemente será) Novelda. Un par de generaciones más y (si el azar, la expansión económica o algún otro magno proyecto brota de la mente de un concejal iluminado o- al final- simplemente es demolido) otros podrán visitarlo y verlo de lejos y pensarán entonces en nosotros, en quienes levantaron aquello, en cual fue su propósito, en quienes serían esas curiosas gentes que lo intentaron construir y en porque lo dejaron ahí, inútil: a medio hacer. Entonces siento algo que se parece vagamente a la vergüenza ajena, pero esto es absolutamente anecdótico e irrelevante; porque lo que cuenta aquí, lo realmente importante es y será el día a día, el hoy, el fútbol, el partido Madrid-Barça, el PP-PSOE, la tele de plasma, el pan para hoy y el hambre para mañana, vivir sin memoria ni futuro, ganar la alcaldía cada cuatro años: pura y simple supervivencia animal y política.

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