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Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

VIRGEN INMORTAL

María, la Virgen, es el único descendiente de Adán que no ha tenido que morir. Ni siquiera Jesús, se libró de la muerte. Claro que, si vino a morir por nosotros, no habría tenido ningún sentido variar el plan del Padre. Está, también, el caso, uniquísimo de Elías, pero de este singular personaje, casi proto Mesías, tal vez nos toque hablar otro día. Volviendo a María, no hay ninguna constancia del lugar en que su enterramiento pudiera haber tenido lugar. Un dato así no podía obviarse en los Evangelios.

Hay un texto atribuido a Melitón de Sardes, del siglo II, titulado “Tránsitus”, en el que se habla de un lugar a la entrada de Getsemaní, donde Pedro, por orden de Jesús, depositó su cuerpo. No su cadáver. De todos modos, muy improbable. María, según tradiciones muy respetables y repetidas, vivió en Éfeso los últimos días en la tierra, en casa de Juan, “el mas amado” de su Hijo. Muy pronto, la devoción cristiana desarrolla la idea de un sueño, la famosa “dormición”´, que representó la mas fuerte advocación de nuestro Jaime el Conquistador, aquel rey que sobre la mezquita de cada ciudad recuperada, mandaba erigir un templo a Nuestra Señora de la Asunción. La Virgen del Misteri de Elche, la llamada” la adormecida”. No podía admitirse la separación de su alma y su cuerpo, ni la corrupción de este, que había sido templo vivo de Dios.

La Virgen, según la tradición, sube al Cielo en cuerpo y alma, en lo que se entiende por su Asunción. Y en l950, por la Constitución apostólica “Munificentisimus Deus”, el Papa Pío XII proclama el dogma, “dogma revelado por Dios”: “MARÍA, LA INMACULADA, LA MADRE DE DIOS, SIEMPRE VIRGEN, AL FINAL DE SU VIDA TERRESTRE FUE ELEVADA EN CUERPO Y ALMA A LA GLORIA CELESTE”. “Dogma revelado por Dios”, dice. Al final de su vida terrestre, no a su muerte. El dogma de la Virgen inmortal, no muerta, se amontona con el de la Inmaculada Concepción y con el de la maternidad divina, en el texto. Es como un pleonasmo de dogmas marianos. Pero el que ahora nos ocupa es el último y mas moderno, el de 1950. El dogma que la constituye en Madre de Dios se proclama en el año 431, precisamente en Éfeso, en el Concilio de tal nombre, y el de su Inmaculada Concepción en 1854. La Virgen esa criatura que tuvo a Jesús hacia los catorce años, y que no murió jamás, la llamada por el mismo Papa “Reina del Universo”, tendría en estos momentos unos 2022 años. Pero las entidades eternas no tienen edad. Jesús sigue también teniendo, ahora, los mismos 33 años con que murió. Y la Virgen, los que realmente tuviera, cuando desde Éfeso, aquella ciudad de la Turquía actual, subió a los Cielos en cuerpo y alma. Cuerpo y alma que son los mismos con los que ahora está sentada a la derecha de la Santísima Trinidad, como dijo el mismo Papa Pio XII, en 1946. La Virgen se ha ahorrado esperar a la resurrección de los cuerpos, de la que hablamos en el Credo. Dios tiene estas cosas. Y a mi me parecen maravillosas. ¿Qué menos? Se trata de su Madre…

Queda lo de Elías, que tiene mucha miga. Pero lo dejaremos para otra ocasión, Deo volente.

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