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Art. de opinión de Gonzalo Maluenda, Portavoz adjunto del Grupo Municipal Popular (Edición impresa)

La crispación no aporta soluciones

No me cabe la menor duda de que los veintiún concejales que conformamos la corporación municipal accedimos al Ayuntamiento con la mejor de las intenciones. A todos nos guía, eso creo, un sentido de servicio a los ciudadanos desde las legítimas opciones y sensibilidades políticas. Como todo en la vida las cosas se pueden hacer de formas muy distintas. No siempre hay una sola solución para un problema, sino que en la mayoría de ocasiones nos encontramos la disyuntiva de elegir entre varios caminos para alcanzar el mismo objetivo. Lo importante es elegir el camino correcto. Lo mismo que ocurre en el día a día de cada uno de nosotros. Y ahí radica en buena parte la esencia de esta democracia que los españoles nos hemos dado, sustentada sobre una Constitución que es el documento marco en el que se determinan las cuestiones más importantes y que recientemente ha sido reformada con un amplio consenso entre PSOE y Partido Popular.

Los concejales hemos sido elegidos para aportar ideas y soluciones, fiscalizar la labor del Gobierno, resolver los problemas de los ciudadanos y observar las cosas desde una perspectiva de corto, medio y largo plazo, porque muchas veces de las decisiones que adoptamos ahora dependerá el futuro que dejemos a las siguientes generaciones. Por eso siempre he sido partidario de gobiernos fuertes, de amplio respaldo ciudadano, que ejerzan un claro liderazgo y que fijen los objetivos en los asuntos realmente importantes para los vecinos. Porque de lo contrario, podemos caer en el problema de que atendamos lo urgente pero nos olvidemos de lo importante.

Sin embargo y por desgracia en estos menos de tres meses de legislatura que hemos vivido hay un fenómeno que preocupa a muchos ciudadanos y que no favorece, para nada, un clima para que todos nuestros esfuerzos estén centrados en aportar esas soluciones de las que hablaba. Me refiero a la crispación. Ya he dicho que entre las funciones de los concejales está fiscalizar la labor del equipo de Gobierno pero también se ha de aceptar plenamente y sin ambages la decisión libre y democrática expresada en las urnas por los ciudadanos que otorgaron al Partido Popular un amplio respaldo.

Es el grupo municipal Popular y a su frente la alcaldesa los que deben establecer un nuevo modelo de Gobierno de acuerdo con el mandato recibido por los ciudadanos. Y de la oposición cabe esperar que aporten también propuestas y soluciones. Muchas veces uno tiene la sensación de que las sesiones plenarias se convierten en una especie de pim-pam-pum, disparando hacia todo sin ni siquiera dejar un tiempo prudencial al equipo de Gobierno para que pueda demostrar su capacidad o efectividad en los asuntos que compete.

“La crispación no aporta soluciones”, reza el título de este escrito. Muchos vecinos de la localidad me han preguntado por ello, porque quizá alguien pueda entender que en el Ayuntamiento estamos todos los días enzarzados en discusiones estériles. Y no es así.

Frente a la crispación hay quienes trabajan cada día por observar la realidad de las cosas y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Hay quienes fijan objetivos y aportan soluciones a los verdaderos problemas, corrigen aquellas cosas que son mejorables y ponen en valor la mejor de las intencionalidades con las que aceptó formar parte de una lista electoral, que su nombre apareciera en una papeleta electoral y que de su acción se deriven una serie de consecuencias que redundan en beneficio de todos los ciudadanos.

La crispación no es buena.

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