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Art. de opinión de Eladio Aniorte, Presidente de Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante

¿Quién gobierna España?

Dos meses después de que se aprobara la reforma financiera, contemplada en la Ley 2/2012 de 3 de febrero, observamos que en absoluto ha servido para cumplir con los objetivos anunciados, que eran recuperar e, incluso, aumentar la confianza en los mercados. La desconfianza se ha apoderado del ánimo de los inversores y la prima de riesgo ha escalado hasta el exceso, factor en el que también ha influido la presentación de los presupuestos más austeros de la historia de nuestra democracia, que tanto han aplaudido determinados representantes políticos europeos y que tan mal nos lo van a hacer pasar al resto, aunque no haya alternativa, según las propias palabras del presidente del Gobierno Mariano Rajoy.

Pese a que en las citadas fechas decidieron otorgar ‘una ayuda para la banca’ (según los términos utilizados por Bruselas), ‘refuerzo para el fondo de rescate’ (según los empleados por el ministro De Guindos) de 6.000 millones de euros, las entidades crediticias no han disminuido ni un ápice sus pretensiones de lucro, manteniéndose ajenas al bien común. La pequeña y mediana empresa y, en concreto, los agricultores y ganaderos estamos afrontando serias dificultades. Todos, excepto los bancos. Por mucho que se considere prioritario su saneamiento, no andarán tan mal cuando no han dejado de financiar con millonadas la NBA, la Liga de Fútbol y la Fórmula 1. Son los únicos que están haciendo dinero y bien que lo anuncian a bombo y platillo en sus balances y anuncios para captar clientes.

En el extremo opuesto: el grueso de la población. Todos somos conscientes de que nuestro país posee una necesidad imperiosa y no es que me haya propuesto yo hoy descubrir ninguna panacea. Sabemos perfectamente de qué se trata. Urge aprobar medidas encaminadas a dinamizar el papel que deben desarrollar las empresas crediticias. No obviemos que en la especulación protagonizada por la banca y entidades de inversión en los años de las vacas gordas encontramos parte del origen de esta crisis, pero que también en ellas radica parte de la solución.

Tras la salida de medidas positivas y efectivas encaminadas a afrontar la crisis como la aprobación de la reforma laboral, que dotará a las empresas de mayor flexibilidad para adaptarse al descenso de la facturación sin verse abocada al cierre y, por tanto, al despido de todos los trabajadores o la ley de transparencia presupuestaria, que impedirá que ningún politicucho de turno se atreva a endeudar su territorio, persiste el absoluto consenso en que hay que favorecer el crédito al sector privado para avanzar hacia el crecimiento. Si verdaderamente Rajoy gobierna, que ponga las cosas en su sitio y que obligue a las entidades de crédito a cumplir con objetivos mínimos de operaciones de crédito y préstamo hipotecario. También hay que frenar los abusos. No es de recibo que un agricultor entregue un pagaré de 20.000 euros a 40 días, que sólo aceptarán si se trata de una empresa sobradamente solvente, y tenga que pagar 600 euros en concepto de gastos por los tipos de interés, timbre, gastos de apertura, de estudio y todo lo que les venga en gana. ¡Vaya usura! Encima, vemos como cada día cierran más empresas, mientras los grandes privilegiados de esta crisis se dedican a todo (venta de seguros, electrodomésticos, viajes, renting de coches, promociones inmobiliarias, ropa, gafas de sol, máquinas de café… ¡Menuda burla!), excepto a su función natural y para lo que fueron creados. Olvidan que su verdadera razón de ser no es otra que la de mover dinero, las imposiciones de pasivo y la financiación de inversiones y circulante.

Es de cajón. Cualquier empresario que necesite mejorar su explotación agrícola, ampliar las granjas para adaptarse a las imposiciones europeas, desarrollar un proyecto ecológico,… necesita un préstamo. Al igual que quien desea abrir un bar o una tienda de chuches. Es así como se genera empleo. Tras 8 largos años de no tener un Gobierno para la agricultura, hemos pasado a las buenas intenciones y las promesas, pero todo continúa paralizado. Los empresarios ven imposible desarrollar nuevos proyectos.

Por ello, el Ejecutivo antes de impulsar la reforma penal o funcionarial, que ya han anunciado que tienen en mente, debe completar las medidas financieras favoreciendo que los empresarios puedan dar más trabajo. Urge poner a los bancos a trabajar en su verdadera función natural. De lo contrario, quién nos estará demostrando que gobierna: el Partido Popular, el PSOE o el BBVA y el Santander. Sabemos que el poder económico, se impone al político. Por ello, el presidente Mariano Rajoy debe demostrar ahora más que nunca su auténtico carácter autoritario y patriótico para salvar la agricultura y la ganadería, y, por supuesto, nuestro país. Adelgazar la vaca está muy bien, pero si no se sustrae parte del poder que hoy tienen determinadas entidades, no tendremos solución. O se abre el crédito de forma razonable (sin caer en los vicios del pasado) y se ponen límites al poder financiero o la vaca se muere. Señor Rajoy, el país que le ha votado le necesita, demuestre quien gobierna España.

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