,

Art de oipinión de Jose Fernando Martínez (Charly) Revista Fiestas Sagrado Corazón

El corazón secreto de Jesús Navarro

La biblioteca de mi suegro Luis Segura no deja de sorprenderme. El otro día di con la segunda edición de De la nit al matí de su amigo Jesús Navarro. Lo abro y de entrada se me caen encima tres o cuatro recortes de periódicos y fotocopias que él adjuntaba de su amigo con gran cariño: noticias de su vida y logros de los que ya se ha hablado mucho y de los que todos quieren conocer el secreto. En esto me recuerda a Ciudadano Kane, pero solo en lo del secreto.

Tras recoger y volver a poner en su sitio todos los recortes, me encuentro en la primera página una dedicatoria:

“A mi buen amigo Luis Segura «El Besonet» y su querida esposa, para que con la lectura de estos recuerdos complete la información que quizá le falten por haber vivido en o tus paralelos y meridianos durante muchos años. Conozco que en Alemania casi llega a «embarcar» con sus amigos Daniel y Paco Beresaluze en la gran aventura que llevaban entre manos. Si algún día cuenta lo vivido en su México lindo, con sus experiencias, tendré la misma curiosidad que hoy muestras por las mías».

Un fuerte abrazo a mis queridos amigos.
Jesús,
”Novelda 12-2-99”.

Era la hora de la siesta y, despierto por el interés, me acabé el libro de un tirón. Tras lo cual caí en los brazos de Morfeo como se cae en esos días de agosto
En los sueños el cielo se parece mucho a la tierra, pero las cosas parecen ideales o como nos gustarían que fueran para sentirnos felices. Y fíjate cómo es el subconsciente, que nos convence de que es así y nos hace olvidar que no es posible ni verosímil lo que vivimos en él.

En mi sueño me encontraba en un campo de golf del tamaño de Monument Valley, Arizona, pero muy verde y fresco. Por él paseaban muy tranquila y lentamente personas vestidas de blanco que jugaban o acompañaban a los jugadores. Los jugadores eran los recién llegados de la Tierra en una fase previa al Nirvana o Cielo donde la gente se reunía con familiares y amigos para organizar sus eternidades.

Jesús acaba de jugar hoyos y nos invita a tomar un refresco en el Club de Golf. Ambos se sonríen con esa sonrisa que solo aparece cuando se mezclan muchas emociones entre viejos amigos que tuvieron éxito y felicidad en sus vidas. Y ya estamos sentados junto a una gran pantalla de plasma. Tomamos whisky y pasteles. Luis se enciende un puro. Ni que decir tiene que aquí estas cosas no dejan resaca, ni perjudican, ni engordan, ni nada de nada. En la pantalla se puede ver Tele Novelda. Están pasando imágenes del barrio del Sagrado, cuando Jesús era un niño y correteaba por sus calles. Cuando su padre le tenía preparado el arroz que tanto le gustaba y de pronto sale el anuncio de la cajita metálica del Paellero de Carmencita.

Caja que, por sus dimensiones, yo la había convertido en una cámara para tomar fotografías estenopeicas. También aparece su padre pensativo, sentado en un tren, en dirección a Andalucía. En su mente hay una niña con sombrero andaluz. Aparece un fotógrafo que no se imagina la trascendencia que iba a tener la foto de aquella niña, ni la guerra que dio y daría el niño, su hermanito, que apareció en la segunda foto.

Mientras las imágenes se suceden en la pantalla. Jesús da un sorbo de su vaso y le pregunta a Luis:

Luisito, querido, nos dejaste con las ganas de leer tus aventuras por México. Ahora que tenemos mucho tiempo podías contarme cosas. ¿Cómo fue que os fuisteis a Alemania y luego tú tiraste por tu lado? Aunque visto lo visto ibas a triunfar tiraras por donde tiraras. Siempre fuiste de los más avispados de Novelda.

Verás, Jesús, éramos románticos, soñadores, habíamos visto muchas películas en el Guerrero. Los negocios en Novelda eran efímeros y no se conseguían grandes empresas. El dinero lo tenían los terratenientes de toda la vida.

Sí, esos de chalecos de cien bolsillos y cadenas de oro.

Ey, tú lo has dicho. Pero vamos a habar de tu historia, porque tú escribiste mucho, pero no nos contaste nunca el verdadero secreto de tu éxito.

¡Y yo qué collons sé…!, como te dirá mi padre. Je, je.

Luis se ríe y hacen sonar sus vasos en un brindis sin palabras y lleno de complicidad.

Por la pantalla se ve a Jesús pronunciando el pregón en las pasadas fiestas del Sagrado.

Vaya, quién me iba a decir que eran mis últimas fiestas en mi barrio del alma. Sabes, Luis, siempre me he sentido en deuda con estas gentes que tanto me han querido y me han hecho sentir parte de su familia, pese a lo que les he molestado con los camiones y los ruidos. Nunca me ha parecido suficiente todo lo que he podido colaborar con ellos. Su cariño es impagable.

En otra escena se ve se ve a Jesús niño en 1936, no tiene sonido, es un close up de sus ojos. Estos reflejan el movimiento de una realidad que lo entristece. Unos ojos acostumbrados al amor, reflejando la guerra.

¿Cómo surge en ese niño la filantropía con la que tanto se te ha etiquetado?

En el fondo, lo que me duele es ese sentimiento que me embargó en la niñez de la guerra, en la que la gente del pueblo, mi querida Novelda, se herían unos a otros en nombre de la ideología y las envidias. Por eso siempre que ha estado en mi mano he hecho lo imposible porque la gente se quiera entre ellos y no hubiera rencores. De ahí que no despidiéramos a nadie cuando introdujimos más máquinas y dejé que la competencia pudiera beneficiarse de mi patente. Además, tú lo sabes, Luis: cuando das siempre recibes con intereses. Esto lo deberían tener muy claro los que se embarcan en empresas y negocios. La cuestión no es enriquecerse como fin, sino conseguir ser más felices y que esta felicidad se expanda a otras personas. Acumular por acumular es un error, el dinero tiene que fluir y rodar. Si ya tienes lo suficiente para ser feliz, invierte el resto para que otros puedan alcanzar algún sueño, al que hay que añadirle los condimentos adecuados: esfuerzo, ilusión y fe. Mi padre puedo empezar a vender porque alguien le prestaba la mercancía que, aunque fuera con intereses, no deja de ser un buen gesto. Eso también es filantropía.

Ahora aparecen en la pantalla los padres de Jesús en el jardín de su casa. Su padre esta contándole una anécdota y la expresión de Jesús con 6 años de edad escuchando a su padre lo explica todo. Luis ya lo ha captado y no necesita más explicación. Ha descubierto su secreto.

A lo mejor es que soy un nostálgico y mi negocio es vender nostalgias envasadas, el aroma de los guisos de tu madre, de tu infancia, de tu familia disfrutando en armonía. Los poetas recurren a las esencias y fragancias para evocar imágenes poderosas extraídas de esa patria donde todos hemos sido Peter Pan, como diría Charly, tu yerno y amigo de mi hijo Jesús. Qué gran privilegio haber repartido miles de millones de carteritas, el amor encapsulado de mi madre, a millones de personas, lugares y tiempos. Antes me preguntabas por mi secreto.

Quizás mi madre lo supiera, pero cómo explicar el amor. Hay cosas que se viven y no se pueden explicar. Se sienten y procuras transmitir ese sentimiento. Lleva ese sentimiento a tu negocio y tendrás éxito. Bueno…, quizá mi padre añadiría: sé prudente como las serpientes y humilde como las palomas.

En ese momento me desperté. El libro se había quedado abierto por la página 124 de la segunda edición, en la que se ve la foto de Jesús con su hermana Carmencita sobre un caballo de cartón. Sus ojos contenían el secreto que me habían confiado. Sus pequeñas y redondeadas manos también eran muy elocuentes.

Pocos días después me llamó Jesús y me propuso colaborar en el Betania 2006.