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Art. de opinión de José Fernando Martínez (Charly)

La loca de la casa y el amor (II)

“…todos vamos buscando que alguien nos llene nuestras expectativas, nos deje agarrarnos, nos tape nuestra soledad, nos haga felices,…y a su vez, lanzamos nuestros “garfios” para conseguir que ese alguien no se nos escape. Nos mantenemos en pie a costa de utilizar a los demás por muletas, y cuando la muleta nos falla…, nos hundimos.

Somos Capitanes Garfio y buscamos Capitanes Garfio para agarrarnos, para acallar nuestra inseguridad, para poner un parche a nuestra existencia,…”
Carmen Vázquez y Ángeles Martín. Cuando me encuentro con el Capitán Garfio no me engancho.

Lo prometido es deuda. Os hablaba de Gotye y su tema Somebody that I used to know. He pegado un enlace del video con subtítulos en español en mi muro del Facebook o lo podéis buscar en Youtube directamente. En él, su protagonista, desnudo, se va pintando con los mismos colores y formas que pinta su circunstancia: el lienzo blanco del fondo; al final, es como un ser muy coloreado atrapado en su propia creación multicolor, fruto de su imaginación, que es el pintor formidable y tirano que nos pinta aquello que queremos ver y que pensamos que nos da la felicidad. Pero hay una trampa; los paraísos que creamos nos esclavizan, nos inmovilizan y nos hacen víctimas de su irrealidad inventada.

Después, el zoom de la cámara nos descubre que en esa pintura hay atrapada una chica que, tras una leve pausa musical, decide romper la telaraña de pinturas que la paraliza para “cantarle las cuarenta”, con toda razón, a aquel que la ha pintado a su caprichoso gusto. Y, acto seguido y de manera paulatina, se libra de esos colores ajenos frutos del capricho del chico, y vuelve a ser ella misma, limpia de cadenas de arco iris románticos; y, poco a poco, va recuperando su piel, su libertad.

La desesperación de Gotye es que él también es de la misma piel que ella; pero la pintura que los unió ahora los separa. El repite que ella era alguien que solía conocer; pero, en realidad, lo que conocía era su propia quimera y no a la persona real que al final se está librando de esos barrotes de fantasía.

En otras palabras, y parafraseando a Erich Fromm el problema viene de la deformación narcisista de la realidad. El video clip mencionado ilustra a la perfección lo que describe el autor en su obra El Arte de Amar.

Sinceramente pienso que este arte debería enseñarse en la escuela como una asignatura fundamental e instrumental. Y no es broma. Nos iría mucho mejor a todos. El discurso de Erich no tiene desperdicio y recomiendo su lectura a todo aquel que quiera aprender el arte de amar. Pero, ojo, no es un manual al uso; como en todo arte se requiere disciplina, dedicación o práctica, y, finalmente, intuición. Además de una buenas dosis de fe y coraje.

Fundamentalmente amar es dar, pero no cosas (“un diamante es para siempre” y otros “inventos” del consumo-luego-existo), sino dar lo más preciado: tu propia vida o pedazos de ella a modo de hipoteca amorosa, donde no hay interés sino deseo de hacer feliz a fondo perdido. Además, según este autor, dar conlleva cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento. Acaso no son estos conceptos los que contribuyen a una sociedad mejor, a una política mejor, a un mundo mejor (siento en la piel el tono de mitin que ha cogido el discurso, perdón) ¿A qué esperamos para ensañar esta asignatura? Y no vale suspender o decir que es una maría; el que no aprenda a practicarlo, que no se meta a política, a banquero o en asuntos donde pueda “pringar” a otra persona con su ineptitud narcisista o con su visión deformadora de la realidad. Necesitamos gente que dé, gente que ame a su prójimo; pero mucho me temo que no va a ser fácil. Y ahí vamos, no sabemos bien dónde. Pero no me gustaría acabar siendo un ciudadano del Mundo Feliz.

Cuando me pongo en este plan tan moralizador, parece que suena un himno-piel-de-gallina al fondo de mis palabras; y me veo hablando como un idealista de quince años que leía esa novela de Aldoux Huxley en el que “los humanos, bien alimentados, bien vestidos y sexualmente satisfechos, habían perdido su yo; y con él, su capacidad de amar”. (E. Fromm)

De momento corto aquí. Reflexione si le apetece. En el siguiente hay más sobre amor, seducción, pájaros pintados, niñas malas, locas de la casa, dulcineas y capitanes garfio. Agradezco todas vuestras opiniones sobre el amor. Sin duda influirán en el próximo texto y mejorarán el mundo.

¿Y si recuperamos el amor como arte al estilo Enrich Fromm? Incluso podría ser contagioso. Feliz calor y paz para las neuronas.