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Art. de opinión de José Penalva Navarro

EL AMOR Y LA NAVIDAD

En estos tiempos de tantas incertidumbres en las que estamos viviendo la mayoría de las personas, la Navidad se presenta de una manera muy especial, por cuanto muchas familias están pasando por tal cantidad de necesidades, que nuestra solidaridad y amor hacia ellos se debe exteriorizar con más ahínco si cabe.

Pensemos que estas Navidades hay personas que están en la calle sin techo donde cobijarse por haberlos desahuciado de sus casas bancos que lo tienen todo y que no han dudado en causarles sufrimiento, habiendo otras formas más humanas de solucionar los conflictos.

Pensemos también en aquellos que necesitan la atención médica y que por distintas causas se han quedado fuera de la cobertura sanitaria, o aquellos otros que tienen una pensión mínima y que en estos momentos necesitan pagar parte de sus medicinas, y una parte también de los desplazamientos en ambulancia a sus diálisis o curaciones anticancerígenas.

Tengamos también en cuenta a todos aquellos que no encuentran trabajo y además tienen a su cargo enfermos y la ley de la dependencia no les cubre sus necesidades, o esos otros que ya no tienen ningún ingreso en sus casas por no cobrar ya el paro ni otras prestaciones sociales, y no tienen donde acudir, y además están pendientes de ser desahuciados de sus casas, además.

Y a los políticos y a los responsables de los bancos, hay que decirles siempre, y más en estas Navidades, que sean sensibles hacia los que más sufren de la sociedad y pongan los medios necesarios, pero con sentido del amor, la justicia y la fraternidad, y sin intenciones monetaristas, para que el sufrimiento sea erradicado de nuestras vidas, porque si hay algo cierto en este mundo es que ellos tienen la posibilidad de que cambien nuestras vidas o se hundan, por todo ello hay que pedirles que recapaciten sus decisiones, y vean en la celebración de la Navidad con ese niño nacido y símbolo de la pureza, la bondad y el amor, que el cambio que necesita nuestra sociedad es posible, adoptando aquellas acciones y leyes, siempre basadas en la solidaridad y la fraternidad que necesitamos para poder llevar una vida digna; por todo ello digo:

Es el amor un sentir
que nace en el alma,
por eso se siente latir
y del corazón emana.

Lo debemos dar a manos llenas
sin esperar recompensas,
porque cuando el amor es fraterno
es indulgente y sagrado,
porque se da a los enfermos
y a los más necesitados,
tal como se recibe de Dios
y del alma que lo está manifestando.

El amor no es egoísta,
ni es maquinal,
ni justiciero por ley,
ni quebranta a las personas,
ni hace de juez justiciero,
ni pone cadenas al reo,
ni da desconsuelo al enfermo,
ni dispone de dinero,
por eso el Padre Celestial
lo da a manos llenas,
y sin esperar nada
solo por su amor fraterno.

El amor es ser bondadoso,
es ser amable, afectuoso,
caritativo, dádivo,
constructivo, ordenado,
misericordioso, piadoso,
selectivo, apreciativo,
honrado, no disparatado
ni encumbrado,
sino humilde y benigno
como es el Padre Creador
luminoso y esencialmente
súper comunicativo,
poderoso y a la vez ilustrativo
porque es su sustancia gloriosa
incrustada en el alma
para que el amor crezca
como crecen las plantas
y las flores que brotan
en la estación primaveral
y nos dan su amor
con ese aroma consustancial
sin distinciones humanas
porque son súper dádivas
y a las personas se nos entregan
para engalanar nuestras casas,
y en esa entrega
nos manifiestan el amor
que sin nosotros darnos cuenta
ellas mismas nos declaran
que el verdadero amor
es un sentimiento de entrega,
las mismas flores nos hablan
y nos lo manifiestan,
aprendamos de ellas
y reconoceremos el amor
como sustancia viva
de Nuestro Padre Creador

El amor humano es diferente,
se empequeñece,
porque se engarza
de egoísmo mundano
y se vuelve domesticado,
y ahí se instaura el quebranto
del amor en nosotros,
pues se vuelve convencional
porque a manos llenas no lo damos,
y es muy de lamentar,
porque también debe ser fraternal
y también racional,
pues por todo ello
no lo deberíamos mancillar.

Ofrezcamos esta Navidad a los más necesitados para que nuestra ayuda pueda convertir en ciertas las palabras de ese niño nacido y que se hizo hombre, Jesús de Nazaret, que decía (BIENAVENTURADOS LOS QUE PASAN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA POR QUE ELLOS SERÁN SACIADOS), y nosotros a través de su amor, somos los que podemos convertir sus palabras en una realidad.

Feliz Navidad, y que la Paz y el Amor reinen en nuestros corazones


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