Portada » Novelda: ahora o nunca

Novelda: ahora o nunca

Jesús Navarro Alberola

             Antes de nada, quiero empezar dando mi más efusiva enhorabuena a todos los que han tenido el valor de presentarse y encabezar una candidatura en las pasadas elecciones municipales: Fran, Armando, Hortensia, Silvia, Maje y Margarita. Todos ellos dieron un paso al frente pensando únicamente en su ciudad y, seguro, superando también dificultades de comprensión entre familiares, amigos y conocidos. Solo por esa actitud de colocarse en la primera línea de fuego merecen, más allá de la victoria o de la derrota, de los mejores o peores resultados, nuestro respeto.


            Ya han pasado unos días y desde esta posición (cómoda) del segundo plano, y humildemente, creo que debemos ser conscientes de algo que todos sabemos muy bien: la situación de Novelda es crítica. Hemos llegado a un punto en el que todos los pueblos que nos rodean nos han adelantado prácticamente en todo: en captación de nuevas empresas, en diversificación de sectores, en oferta cultural y de ocio… Aquí, por culpa de un caos histórico con el suelo industrial, tanto público como privado, hemos visto cómo muchas de nuestras emblemáticas empresas se marchaban de la ciudad hacia otros municipios (Aspe, Monforte, Elda, Monóvar…). Gradualmente echaron raíces en sus zonas de acogida y después, como en un efecto dominó, en Novelda creció el desempleo. Hoy, las dificultades de las familias mes a mes son constantes.


 


            Parece que una nube negra se ha posado sobre nosotros. Pero ¿está todo perdido? Espero que no. Porque no podemos bajar los brazos. Novelda tiene una historia de superación espectacular. Hace justo un siglo, en 1919, en nuestro pueblo no había nada. Sin embargo, el espíritu luchador de nuestros abuelos y nuestras abuelas hizo que se crearan industrias sin tener la materia prima, como fueron el mármol y el azafrán. También se buscó y encontró un cultivo idóneo para el clima seco y particular del valle: la uva de mesa. Y empezamos a prosperar.


 


            Después vino la despiadada Guerra Civil y la posguerra, con sus penurias. Había necesidades de todo y el pueblo pasaba hambre. Pero nació la solidaridad noveldera. Las puertas de las casas de los que tenían algún tipo de recurso se abrían de par en par para la gente que lo pasaba mal. El espíritu de lucha invadió la sangre de los vecinos y la imaginación no cesaba de funcionar para encontrar nuevos negocios. De esa forma, se inició la exportación de azafrán a países como la India y Japón, se empezaron a crear industrias para el mercado nacional de especias y condimentos y las industrias de mármol crecieron con las nuevas tecnologías, cada vez más potentes y arropadas por el clima de crecimiento con que se vivía esos años. De aquellos años viene la famosa frase (que cualquiera hemos vivido en nuestra piel) de que te puedes encontrar un noveldero en cualquier parte del mundo. Y luego seguimos creciendo y creciendo. Por así decirlo, Novelda murió de éxito. Está claro que no se crearon en su día las bases necesarias para soportar una crisis como la de 2008. La falta de suelo industrial era clamorosa y no había alternativas a las industrias tradicionales de principios de siglo. Pero tampoco teatros o una firme cultura de base. Y en esas estamos hoy.


 


            Volviendo a las elecciones, es el momento de que todos aportemos nuestro grano de arena. Empiezan ahora cuatro años vitales. La mayoría decidió que un solo partido político tenga la autonomía de gobierno. Sería un error que el resto de las fuerzas no participaran activamente para sacar al pueblo del hoyo e, igualmente, también sería un error que los que van a gobernar no cuenten con el resto de las fuerzas políticas.


 


            Estamos ante una situación crítica y todos tenemos que aportar nuestros esfuerzos y habilidades para intentar que Novelda vuelva a renacer. Cada uno de nosotros, dentro de nuestras posibilidades, debemos hacer lo que podamos. Si los empresarios tenemos contactos de poder en Madrid o en Valencia, hay que intentar tender puentes para que en los despachos importantes estén en primera fila los proyectos para Novelda. Pero todos podemos hacer algo. A veces, incluso lo más mínimo, como mantener la cuidad limpia, en orden. O preocuparnos por la estética de los edificios y las casas, colocando plantas y macetas con flores en los balcones para darles color a las calles. O renovar las entradas del pueblo, ahora ruidosas y horribles, para que lo primero o lo último que vea el visitante le deje con buen sabor de boca. Ojalá que se note el espíritu de superación colectivo que es tan necesario ahora con tal de recuperar la Novelda que todos queremos. Cada uno con lo que pueda, porque todo es importante. Ya lo dijo Kennedy: «No pienses lo que puede hacer tu pueblo por ti; piensa lo que tú puedes hacer por tu pueblo».


 


Ya no valen excusas; tampoco vale que, en el ejercicio de la política, se busque más el escaparate de intentar ganar las próximas elecciones que luchar día a día y desde ya por la recuperación de nuestro pueblo. No sé si será nuestra última oportunidad, pero sí creo que ha llegado el momento de luchar e ir a por todas. Si pudimos salir de aquella época tan pobre, si pudimos superar esos crudos años 40, ¿cómo no vamos a hacerlo ahora? Recuerdo que mi padre me decía que perder una batalla no significa perder la guerra, porque solo gana la guerra quien lucha hasta el final. «Si crees en algo de verdad», decía, «no hay excusas para llegar hasta el final, sea éxito o fracaso». Es una enseñanza que trato de transmitirles ahora a mis hijos.


 


            Ha llegado el momento de Novelda. Hace unos años, en la explanada del Castillo, todo el mundo tenía una ilusión conjunta. Nuestros Sueños de sal fueron el objetivo común, como el deseo de salir adelante de esa Novelda del pasado. Cuando lo cumplimos, aquella noche mágica del Goya, solo pude dedicar el premio a Novelda. Sin el esfuerzo de todo el pueblo nada hubiera sido posible. Esto es precisamente lo que vamos a necesitar ahora: un esfuerzo general, de políticos y de no políticos, de trabajadores y de no trabajadores, de hombres y de mujeres. Tenemos que centrarnos en un objetivo común. Tenemos que conseguir que nuestros hijos no se tengan que ir de Novelda para tener un futuro digno y también debemos hacer que quienes se fueron tengan la oportunidad de volver. Ahora o nunca. Los noveldenses de 1919 no nos lo perdonarían. Hagamos que los de 2119 estén orgullosos de nosotros.

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  

Entradas recientes

Últimos comentarios